Pepita pulgarcita y yo

Cuando era niña veía “Barrio Sésamo” sentada en el salón de mi casa, también “Cajon desastre”, ambos programas me encantaban, me ponía delante de la tele, en el suelo, mirando embobada aquella enanilla que volaba de un lado para otro, se llamaba Pepita Pulgarcita y su amigo viriato, creo que salía en los dos programas y yo disfrutaba al ver las cosas que le ocurrían a aquella pequeñaja, que volaba de un lado para otro. Era tan diminuta que cabía en un bolsillo, se podía colar por cualquier parte, ¡¡me encantaba!! Ella se enfrentaba a los problemas que le surgían con mucha alegría, solo tenia que decir sus palabras mágicas: “Espita Gorgorita lo que se da no se quita, conviérteme en pepita pulgarcitaaaa”, y así de repente se convertía en una heroína muy valiente, que ayudaba a todos los que estaban a su alrededor. Todo aquello me parecía tan bonito…

¿Y que viene todo esto? Pues viene a que llevo un par de días que me siento así, pero nada heroica, solo pequeña, muy, muy pequeña.

Tengo la sensación de que hasta me lleva el viento de un lado para otro, pero no hay un bolsillo donde esconderme, nada, no hay nada, solo mi pequeñez…y una terrible sensación de inseguridad, que escondo tras una gran sonrisa en mis labios, ese bastón que me ayuda a caminar cuando yo no puedo, cuando me siento insignificante, sosa y fea, cuando mi corazón pide a gritos un poco de ternura. Vale, supongo que son los efectos de la gripe o el invierno que me pone ñoña, divagando en cosas sin sentido, pero lo siento, soy así de simple, me siento pequeñaja…